Que curioso ¿no?, la gente y sus nuevas tendencias. Pasa el tiempo y la mente empieza a entretenerse con sonidos extraños, ajenos a aquellos que alguna vez nos desvelaron. Comenzamos a probar nuevos sabores y a enjuagarnos con aguas que alguna vez estuvieron en ríos lejanos.
Lo que ayer era hermoso ahora es común, ya no nos importan los demás. Uno mismo puede hacerse valer y no permite que lo bajen tan fácil del tren de los sueños.
Es así, como todo, sentir, saber, experimentar, viajar con la mente a aquellos sitios dónde en verdad nos necesitan. Más allá de sentirse pleno, más allá de comenzar aventuras propias. Cambiar, cambiar las ideas, conocer nuevas fronteras, salir de aquella burbuja que nos acomodaba, que nos escuchaba, para empezar a ser nosotros, la burbuja que ahora acomode y escuche, en algún lugar remoto, un poquito más allá de lo que alguna vez pensamos...

Así es, lejos... Lejos, quiero irme.